

La vida es bonita
la gente es importante
vale la pena vivir
Cuando, en la normalidad de la vida, puedes hacer con verdad estas afirmaciones, es que en tu interior hay paz.
Por el contrario, cuando la vida no te parece bonita, ni la gente importante y crees que no vale la pena vivir
-es que estás malo
-o que eres malo
Si estás malo, no te encuentras bien de salud o tienes alguna contrariedad que no has sabido, no has podido o no has querido encajar: un desengaño, un accidente, una enfermedad, etc no es extraño que la vida, ahora, en este momento, no te sonría, pero piensa que muy por encima de las nubes que remolinean, el cielo es siempre azul.
Si eres malo, o mejor dicho: si te sientes malo, lo primero piensa en si has perdido lo más importante: tu vida de gracia: tu amistad con Cristo. Si así fuera, no te extrañe que la gente te incordie, te moleste y te fastidie y que no la veas importante.
Si estás en gracia, no temas, con Cristo todo es posible, hasta lo imposible. Lo que importa es tener fe, pero fe verdadera, evangélica, no te pierdas el gozo de ver a los hermanos en Cristo y a Cristo en los hermanos. Aquello de «cada hombre es mi hermano», entonces la palabra gente, toma otro sentido y te acuerdas de uno y de otro y de lo que has vivido con cada uno. A lo mejor alguno te ha ofendido y no has sabido perdonar como toca, porque has olvidado que perdonar es volver a confiar.
Trata de comprender:
A lo mejor has tenido un fracaso y no sabes perdonarte, que es mucho más difícil que perdonar, anímate a perdonar y a perdonarte, y en ti renacerá la paz. Cristo dice en el Evangelio «pedid y recibiréis». Pídele que te conceda la fuerza para perdonarte y perdonar, pero que sea verdad. No olvides que la Verdad nos hace libres, no tengas el mal gusto de hacerte esclavo de tus ímpetus e intemperancias. ¡Adelante!, que vale la pena vivir.
Eduardo Bonnín
“…ser libre no es hacer lo que a uno le dé la gana sino no estar obligado a hacer aquello a lo que los demás te obliguen”
Francesc Romeu – El Ciervo
… Y luego Spaemann se refiere a la sabiduría de una historia judía, que narra de un hijo que manifiesta a su padre su deseo de casarse con la señorita Katz. El padre se opone, porque la señorita Katz no aporta nada. El hijo replica que sólo será feliz si se casa con la señorita Katz. El padre le dice: "Ser feliz, ¿y de qué te servirá esto?"
"Hemos de saber y saborear que Cristo resucitado es una persona viva, viviente, cercana, y amiga y que por nuestra vida de gracia consciente nos vamos dando cuenta que:
Nos conoce
Nos busca
Nos quiere
Nos ofrece su amor y su cercanía
Quiere acompañarnos en nuestro vivir
Con la luz de su palabra, y con el suave impulso de su humana ternura"
Pensaba hacer el mundo en blanco y negro. Entonces dije…¡naaah! DIOS. |
te busca te quiere te ofrece su amor y su cercanía y quiere acompañarte en tu vivir con la luz de su palabra, y con el suave impulso de su humana ternura. Cuando nos abrimos a la fe y creemos, y sobre todo tratamos de vivir estas realidades, comprobamos, en vivo y en directo, que la esencia del Cursillo de Cristiandad, su núcleo más vivo, no tiene dimensión visible en el espacio, porque se mueve al nivel íntimo, profundo, personal y vital donde la impresión es tan evidente para uno mismo, para su sí mismo, que la interpretación ajena nunca puede expresarla con exactitud. Tan sólo puede vislumbrarse o entreverse en aquello que dice: «...el hálito de Dios, que cuando pasa, nos deja la nostalgia de la gloria». o lo que sentían los discípulos de Emaús, cuando Cristo les acompañaba en su camino, o lo que «todos los sentidos suspendía» a San Juan de la Cruz. |
REDESCUBRIR LA VISIÓN 1. Ante todo dejar constancia de que en el proceso fundacional de Cursillos teníamos una visión -un punto de vista- sobre la persona, el Evangelio y el mundo en que vivimos y sobre los métodos mejores para que persona, Evangelio y mundo llegaran a converger. 2. Pero que de ninguna forma se produjo en ninguno de los iniciadores una "visión" en el sentido de revelación o imaginación mediante la que se nos dijera "desde lo alto" que teníamos que hacer. 3. Para sintetizar aquella visión inicial diríamos que: · La persona era -es- el eje de nuestra inquietud. · Entendemos a la persona como un ser-para-el-amor. · Las personas se sienten alejadas del Evangelio porque los cristianos no hemos acertado aún a transmitirles en amistad que el amor que buscan está a su alcance, dentro de sí mismos y en los hermanos, gracias a Cristo. · Los alejados captan generalmente la identidad entre su ansia de felicidad y la vida de Cristo, si la ven realizada en otros que les tratan ya como amigos. · Cuando los alejados captan la Buena Nueva, su ausencia de previos corsés histórico-religiosos hace aflorar una creatividad evangélica asombrosa. · Generar un ambiente en el que esta creatividad evangélica no sea coartada, sino fomentada, es la clave para que el encuentro con los alejados no fracase. · Este ambiente clave ha de estar basado en la amistad en sus dos dimensiones: de intimidad -en el grupo-, y de universalidad -en la Ultreya-. · Los ambientes de la vida humana normal en que nos movemos pueden irse impregnando de esa misma dinámica de amistad, si sus personas clave así lo impulsan. · Los ambientes impregnados de amistad y fe generan un nuevo sentido de la historia, basada hasta ahora en los intereses y en los particularismos. 4. La visión inicial tropezó desde el inicio con las inercias y los miedos de los "hijos fieles", que o bien se oponen a este resurgir o bien quieren instrumentalizarlo para potenciar sus actuaciones de siempre. 5. La oposición frontal a Cursillos por los hijos fíeles ha ido cediendo, pero su instrumentalización, por el contrario, entendemos que ha ido en aumento. 6. Recuperar la visión inicial es de hecho, por tanto, recuperar la plena libertad de los cursillistas y del Movimiento dentro de la Iglesia, para que la instrumentalización desaparezca y nos centremos en nuestros ambientes laicos y en la persona y no en acciones intraeclesiales o de misión. 7. Para conseguirlo: · tomar conciencia · afirmarse como personas · acentuar la seglaridad · afirmarse como movimiento · extremar la caridad 8. A medida que lo consigamos puede volver la oposición de los "hijos fieles". Eduardo Bonnín Francisco Forteza |